Gas CO2
La extinción rápida y efectiva de incendios es el punto fuerte de los sistemas de extinción por dióxido de carbono. El efecto de extinción del dióxido de carbono se basa en un desplazamiento rápido del oxígeno del foco de incendio: el fuego se apaga de inmediato. La elevada capacidad de absorción de calor del dióxido de carbono provoca una extracción de energía del foco de incendio, aumentando así el efecto de extinción.
Gracias a sus propiedades especiales de extinción, los sistemas de extinción por dióxido de carbono tienen una ventaja con respecto a los sistemas de extinción por gas inerte: con estos se pueden proteger también equipos que no se encuentren en salas completamente cerradas, de forma local. En este caso, el dióxido de carbono líquido forma una densa nube de aerosol en el área de inundación. Las boquillas protectoras especiales de los equipos llevan el agente extintor justo al lugar en el que lo necesita el equipo que se pretende proteger.