Los sistemas automáticos de extinción de incendio con gas CO2 (dióxido de carbono) son los indicados para disipar llamas en entornos en los que sistemas convencionales pueden no ser tan efectivos o pueden causar daños colaterales innecesarios.
Uno de los gases más comunes en este tipo de sistemas de protección contra incendio es el gas FM-200, el cual es incoloro, de acción rápida e inodoro. No es tóxico, por lo que se puede usar en presencia humana, y su aplicación es uniforme en el área donde se utiliza.
Su efectividad es excelente, considerando que su mecanismo de acción consiste en romper la reacción en cadena del fuego. Los gases FM-200 se consideran los más seguros y apropiados para extinguir incendios en bibliotecas, museos, instalaciones petroquímicas o centros informáticos.